29.8.08

Del amor y la estupidez en 10 sencillas rolas.

Parte I

“Hoy no habría corazones rotos, si tu quisieras”

Si tú quisieras. Canción del español grupo La Unión que acompaño mis preparatorianos desvelos. Me traía muerta un chico pesado (80 kilitos nomás) que no parecía notar que yo literalmente babeaba por él, bueno, en realidad no creo que no lo notara, pero ya saben, los hombres siempre se van a perseguir a las chicas buenas y bien portadas incapaces decir una sola mala palabra, ni tan siquiera una maldición (aunque yo siempre las he llamado hipócritas, pero bueno), recuerdo haber pasado tardes grises y lluviosas con el walkman (si, un walkman de verdad, de los que sacabas tu casette y lo recorrías con tu plumita bic) a todo volumen escuchando esa canción .Yo sólo quería una oportunidad, y como soy bien aferrada, pues al final si la conseguí.

“Hoy te he borrado de mi paciencia, hoy fui capaz”

La despedida. Esta vez Manu Chao ambienta el desolado panorama de perder a alguien que es mucho más que un amigo: Perder a la persona que nos apasiona, que hace girar más a prisa el mundo, o que al menos ocasiona un caos estomacal cada vez que se aproxima a mí. Sigo pensando que duele más perder a un amigo con derechos que perder a alguien que oficialmente es nuestra pareja, pero que a la hora de los besos y la pasión extrema no llena nuestras expectativas. No hay nada más rico que besuquearte con alguien a quien no tienes la obligación de llamarle por su cumpleaños o tener que acordarte que tuvo exámenes para no olvidar que debes preguntarle como le fue, esa persona a la cual no tienes que andarle rogando para volver a verla, solamente porque un día te fue imposible asistir a una cita con él. Es mucho más adictiva esta clase de relación, por eso cuando acaba uno tiene que terapearse con frases del tipo “ya estoy curado, anestesiado, ya me he olvidado de ti” o mi favorita “ya no te espero, ya no te llamo, ya no me engaño”. Si, como no.

“Que ya no puedo continuar espiando, día y noche tu llegada adivinando”

Algo contigo. Andrés Calamaro, a veces endulza su rasposita voz y le salen cosas como ésta, y aparece justo en el momento exacto en el que vivo esta historia de amor-amistad-pacto de no tocar-acuerdo de no hay más que amistad-aunque ambos nos sabemos atraídos por el otro. Hacer el tonto es fácil, pero sobre todo después de topar con pared en el enredo de dejarte llevar un día. ¿Para qué le preguntas a alguien si desea que esto continúe?, si al final, a pesar de ser tú el primero que afirmo que así lo deseaba, te quedas con quien ya estabas, dejando pasar a esta persona con la que sabes que las cosas se habrían puesto buenas. Pues bien, no me lo pregunten a mí, que yo fui quien tuvo que esperar años para escuchar frases parecidas a las de esta canción: “hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo”. Si, seguro, y yo me seguiré preguntando ¿Habría confesado igual sus sentimientos si no hubiese estado de por medio el hecho de que yo tenía en esos momentos la perspectiva de una pareja formal? Naa, esas cosas nunca pasan, no a mí por lo menos.

“Me arde y me quema, saber que no vas a volver”

Me arde. Calamaro me mata por varias razones, pero la principal es que por alguna casualidad del destino siempre que traigo pedos sentimentales, se aparece por ahí en mi reproductor de mp3 con la canción exacta para rasparle a la llaga. Cuando uno termina una relación puede haber millones de canciones que vengan a colación y te hagan chillar como marrano en matadero, pero Oh!, my cat!, cuando alguien esta cien por ciento seguro que esa persona no va a volver, aun si bajaras luna, estrellas y luceros, ¿Qué más queda por hacer que arderse hasta el último límite permitido? Rascarle a la herida hasta que quede en su último y monumental tamaño, para que todo el mundo se de cuenta que nos duele, que nos mata, que nos arde, que disimular no es tan fácil


“Todos veían que se hundía menos yo”

Rumbo errado. Saber que alguien no esta a tu lado por los motivos correctos, o al menos por los que tu quisieras: Darle más de lo que sabes que merece, y todo con tal de según nuestro ingenuo esfuerzo, conseguir que se de cuenta de lo mucho que merecemos su amor. El absurdo más total es cuando abres los ojos y te das cuenta que el que no merecía nada, no eras tu precisamente, desde luego, esto lo aceptas hasta que ya te rompieron todita la madre y te dejaron en banca rota, y pues bueno, ya no quiero seguir contando esto (snif).

Aquí no acaba todo, ya lo deben haber notado, puesto que el título anuncia diez rolas y solamente llevo cinco. Espere la parte dos en el próximo post.

19.8.08

Déme cuatro para llevar y seis para ir comiendo.

La comida chatarra es deliciosa, no imagino un placer comparado a degustar una deliciosa gordita de chicharrón, con su respectiva salsa. Y que tal la sensación en la boca de deslizar un bocado de una quesadilla de pollo con queso. Las garnachas son una debilidad que la mayor parte de los mexicanos no podemos dejar de consumir ¿O acaso alguien puede decir que no ha saboreado una torta cubana? ¿Quién que se precie de tener boca y dientes es capaz en su sano juicio de declinar la oferta de empacarse una orden de tacos dorados de pollo (acompañados con guacamole no tienen comparación)?

Cuando uno es adolescente y en promedio hasta la edad de veintinueve años uno puede tragarse sin pena la cantidad que se le antoje de tacos al pastor, hamburguesas con doble queso, pizzas, tamales, huaraches, tostadas y platos de pozole. El organismo a esa edad es eficiente y realiza tal cantidad de actividades que no hay que ponerse a dieta, ni preocuparse por ir al gimnasio; ninguna de esas hamburguesas le dará forma a tus caderas, ni habrá taco por grasoso que éste sea que se transforme en materia lonjeril.

Desgraciadamente el sueño se termina después de los treinta, el sedentarismo del trabajo de oficina, la falta de tiempo para realizar actividades físicas y la necesidad de comer en la calle hacen bastante difícil el proceso de quemar esas calorías que a los veinticuatro nos pelaban los dientes.

El viernes cumplí treinta y cuatro años, y aproximadamente veintiséis de tragar garnachas (lo siento pero, la palabra garnacha solo debe ser pronunciada junto al verbo tragar) y no me arrepiento de ninguna de las quesadillas, gorditas, pambazos, tacos, tlacoyos, tostadas, tamales, tortas, enchiladas y un largo etcétera que mi organismo a procesado através de estos largos y felizmente garnacheros años.

La ingesta de garnachas y el consumo de tabaco a lo largo de los años que llevo en el planeta han producido en mi físico transformaciones con las que tengo que vérmelas a diario, cosa nada fácil cuando uno acostumbra obedecer al capricho de sus deseos.

Como los juegos de azar, en esto de la comida chatarra hay que saber cuando detenerse, porque en caso de seguir por la ruta del colesterol las estadísticas presagian malos tiempos.

Habrá que retomar las frutas y verduras a las que renuncie por comodidad y por placer, razones más que suficientes para hacer lo que uno hace durante la totalidad de su segunda década de vida. Tendré que tomar agua en lugar de juguitos procesados, dejar de una vez por todas el cigarro, y ejercitar este trajecito que todavía aguanta mínimo otras tres décadas en óptimas condiciones, bueno, eso espero.

Garnachas:
No les digo adiós, sino hasta luego, nos vemos los fines de semana para continuar nuestro idilio, que lo sepan todos, nunca podría dejarlas para siempre.

8.8.08

Así es como todo comienza.

Sus ojos cerrados, sus manos frías,
Una sucia calle, la lluvia en su pelo.
Levanté la mirada, luna llena,
Sangre derramada, mi boca.

Un flash, un golpe.
Un flas, su muerte.

Mis ojos extasiados, lluvia.
Mis manos empapadas, sangre.
La lluvia disuelve el río,
Se mezclan y corren juntas.

Un flash, sus manos.
Un flash, mi enojo.

Ira desbordada, miedo.
Un golpe, un labio roto,
Llanto, pavor, coraje.
Mi cara empapada se contrae
Mi cuerpo herido, una fisura.
Ira, pavor, coraje.

Un flash, la roca.
Un flash, su sangre.

Unas piernas que tiemblan desde entonces.
Una visión, una fisura, ira desbordada.
Una calle sucia, su muerte, mis manos.

Un flash, venganza.
Un flash, la nausea.

La lluvia en su pelo, cayendo en mi cara.
Sus ojos, un golpe, mi boca sangrando.
Una fisura, mi cuerpo, el suyo.

Miedo, dolor, rabia
Mi fisura, su cuerpo, mi herida
Mi cuerpo herido en su fisura

Un flash, la nada
Un flash, mi cuerpo


Tomo una roca, rabia
Su cuerpo, una fisura, sangre
Su herida, su muerte

Su vida, mi muerte, su sangre
Su herida, su muerte
Mis ojos extasiados, rojo
La lluvia, mi cuerpo,
Fisuras, mis manos,
Su sangre, la roca
Mi cuerpo, sus manos...
Desmayo

Un flas, su vida
Un flash, mi muerte.


1.8.08

Bailo semidesnuda en una banda de surf





Ya estoy en una banda de surf. No tengo talentos musicales, así que soy la dancer de la banda. Y esta es la portada del disco que acabamos de hacer.

Si también deseas tener tu propio disco, solo debes hacer lo siguiente:


1. Para obtener el nombre de tu banda: Da click aquí , el título del artículo que te salga será el nombre de tu banda.
2. El título para el disco lo obtienes acá: Da click aquí y las últimas 4 palabras de la última cita, serán el nombre de tu disco.
3. Para el diseño de la portada: Da click aquí y elige una de las imágenes que salen, esa será tu portada.
4. Diseña tu portada y lánzate al estrellato.

Suerte al bajar las fotos.

Nada es para siempre.

Cierro los ojos.
Vuelo.
Se acercan buenos tiempos.
Caigo de mi nube,
Y por primera vez es bueno.

Tomo aire.
Respiro profundo.
Enciendo un cigarrillo.
Despierto,
Me espabilo.

Canto una vez más esta canción,
Pero ha dejado de tener sentido,
Al menos el sentido que tenía.

Me guiño un ojo ante el espejo.
Sonrío.

A partir de mí,
Todo es nuevo.

Me sacudo el polvo y giro.
Nunca más contigo.
Aliviada suspiro.



Y esto es ya solo nostalgia, amor, nunca más: